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Afortunadamente, en nuestro ámbito, los que comparten generosamente sus conocimientos, son abrumadora mayoría, cada unos desde su lugar, diariamente, aportan lo suyo, si la calidad de nuestros gallos ha ido mejorando paulatinamente, tendremos que reconocer que la expansión de conocimientos es el principal impulsor de tan saludable acontecimiento.
En el turf, cada récord que se va batiendo no valoriza al individuo, pero si a la raza. A nuestro pesar, con los gallos no tenemos parámetros tan claros, tan contundentes, todo es mas subjetivo, nada parece inapelable, sin embargo se dan situaciones harto evidentes, como para caer en la necesidad de negarlo. En el caso del gallo argentino en particular, hace cuatro décadas, tiempo en que se empieza a formar nuestro actual gallo, las diferencias entre los animales que se reñían en esa época eran escandalosas, hoy hay una paridad absoluta. Esto no significa que el gallo que se crían en Argentina haya logrado un nivel de excelencia, pero si que se produjo una sostenida evolución en sus cualidades. Algunas décadas atrás, el que hacía sus primeras armas buscaba los consejos de algún veterano gallero para no arrancar tan desprotegido, con tantas desventajas. Ubicar la literatura especializada resultaba una misión casi imposible. Por lo tanto el único camino viable para comenzar a desenredar la madeja era pasar todo el tiemo posible en la gallera y asistir a cuanta competencia fuera posible. No había otra. Hoy, las cosas han cambiado radicalmente, abundan los libros, las revistas especializadas, pero por sobre todas las cosas, están las computadoras e internet, mágico almacén de toda la información que necesita la raza humana para seguir funcionando, y dentro de ella, estamos nosotros los galleros. No hay tema que no esté abordado por múltiples especialistas, no hay información que no se consiga, no hay dudas que en algún foro no te la aclaren, puedes encontrar soluciones casi mágicas y la mayoría de las veces inviables por doquier, te puedes enterar de las bondades de todas las razas de gallos que habitan nuestro planeta. Hay que estar muy loco para cuestionar una tecnología que ofrece múltiples posibilidades, pero no podemos ser tan optimistas de pensar que sentados la mayor parte de nuestro tiempo frente a una computadora podremos reemplazar la información que sólo en contacto plano con nuestro gallos podremos obtener. Se ha dicho hasta el cansancio que la llave del éxito depende de nuestra capacidad de selección, y ésta necesariamente deberá estar avalada por el conocimiento profundo de nuestros animales y eso lleva tiempo y paciencia, mucha paciencia. Administrar racionalmente el tiempo que disponemos para compartir con nuestros animales no es una cuestión menor a menos que nos resulte más atractivo convertirnos en respetados galleros virtuales. En las últimas entrevistas realizadas por Rodolfo Guerrero a criadores de U.S.A les ha reiterado una pregunta muy puntual ¿Qué opinión les merece las cruzas con oriental? Las respuestas estuvieron bastante divididas, hay quienes lo consideran una pérdida de tiempo y otros como un hecho positivo, pese a desconocer el manejo del gallo americano, intentaré dar mi opinión. Si la mayoría de los combates se resuelven en el aire, no creo que el aporte del oriental resulte positivo, ahora, si los que se definen en el piso superan en número a aquellos, un buen gallo oriental puede contribuir a mejorar técnica y resistencia, factores demasiado importantes en este tipo de definiciones. Cuba con la llegada de algún Asil, Argentina con diferentes razas de la India y Japón, en el norte de México con la entrada de orientales criados en Brasil y Argentina, Bélgica y Francia con la llegada de gallos del sudeste Asiático, son sólo algunos ejemplos que cuando el oriental es de calidad y usado correctamente, llega para quedarse, pese a quien le pese. Es muy posible que algún criador mexicano habrá hecho el intento de introducir sangre oriental en sus gallos americanos, no tengo información al respecto, pero no tengo dudas de que el gallo que se cría en U.S.A. es factible de ser mejorado con la medida infusión de sangre oriental, por supuesto, no con cualquier oriental, casta y estilo adecuado deben ser condiciones indispensables. En Latinoamérica tenemos un ejemplo contundente. El gallo chileno, un gallo que tiene poca "prensa" y es proveedor de singulares cualidades, es capaz de sostener, con armas cortas, una contienda palo y palo con cualquier oriental, demostrando una fortaleza y recursos infrecuentes en gallos que utilizan armas largas. Se preguntarán Uds. que relación tiene el gallo chileno con el gallo americano, la tienen, ambos fueron originados por animales de origen inglés e irlandés. La diferencia actual es que el gallo chileno fue recibiendo pequeñas y reiteradas infusiones de gallos orientales y en menor medida españoles. Su peso, que en algunos ejemplares se acerca a las 6 libras, nos indica que es un gallo diferente a los criollos de origen español cuyos pesos generalmente están por debajo de las 4 libras. En algún momento el criador mexicano debería intentar mejorar su gallo buscando diferentes alternativas, no se puede depender a perpetuidad de los vecinos del norte. Hay materia prima, asesoramiento técnico, seguridad jurídica como para planear un proceso a mediano plazo. Sería una verdadera lástima no intentarlo. Hasta la próxima. |