Cronicas de termas de Rio Hondo
01 Por: José Manuel Pietri
 
Finalizó el Torneo de Termas de Río Hondo, una de las competencias de mayor relieve de la gallística argentina, el lugar elegido por numerosos aficionados para llevar a su familia a disfrutar de las bondades del clima, las aguas termales y porqué no la buena y económica hotelería de la zona.
En los días sábado 31 de julio y domingo 1º de agosto se anotaron 371 gallos en pizarra, una muy buena cantidad, el día sábado especialmente hubo una numerosa concurrencia que siguió con gran entusiasmo las contiendas que se llevaron a cabo en seis bretes simultaneamente.
El nivel de los gallos no ha cambiado demasiado con respecto al año pasado, no hay rivales fáciles para nadie, hubo una llamativa paridad en la mayoría de las riñas, me atrevo a decir que algunos combates se definieron por diferencias en el estado físico y no porque hubiese una marcada disparidad en la calidad de los gallos. De lo que no hay dudas es que el gallo luchador, demasiado para mi gusto, es el combatiente preferido por la mayoría de los galleros, se ven muy pocos gladiadores ofensivos, esos que salen a matar o morir desde el primer minuto, cuando se juntan dos reñidores muy defensivos la lucha se torna demasiado tediosa, sin emociones, pero esto es una cuestión de gustos, si quienes crían este tipo de gallos ganan más de lo que pierden, poco importa lo que piensen los demás.
La nota diferente la aportó un aficionado de Villa Totoral, Pcia. de Córdoba, que presentó un gallo reculo, bataraz y copetón, la fórmula perfecta para no jugarle un centavo y sin embargo dueño de una espuela formidable dio cuenta en forma contundente del reñidor de un reputado gallero de La Banda, Sgo. del Estero.
Una de las riñas más llamativas la protagonizó un muy buen gallo tucumano, amplio favorito, dueño de una gran boca y espuela, quien salió como un vendaval a liquidar a su adversario y cuando parecía que la riña no duraría nada más que unos pocos minutos, el adversario, un gallo mendocino, ratonero, cabeceador y dueño de una precisa espuela lo comenzó a complicar de tal manera que terminó ganándole la riña. No es la primera vez que un gallo acostumbrado a enfrentar rivales que le combaten cuerpo a cuerpo, cuando se encuentran con un gallo “diferente” se complican enormemente, el perder contacto con su adversario lo desoriente y descontrola.
Uno de los rasgos más positivos, fue poder observar la buena cantidad de jóvenes que día a día van engrosando el número de simpatizantes del gallo de riña.
Lamentablemente hubo algunos jueces que no estuvieron a la altura de los acontecimientos, perjudicaron en forma notoria a los aficionados Carlos Lenes y Miguel Quiroga de la Pcia. de Salta. No es la primera vez que en Termas suceden estas cosas, es de esperar que en el futuro este tipo de problemas se solucionen, pues es público y notorio que algunos conocidos aficionados decidieron no concurrir por tal motivo.
En una conversación con un gallero del Gran Buenos Aires, de Isidro Casanova para ser más preciso, me comentó de la forma más que evidente que ha aumentado el número de galleros en el conurbano bonaerense. No hace falta ser demasiado perspicaz para darse cuenta que una de las razones de mayor peso es el aluvión de hermanos provenientes de las zonas rurales, que abandonaron su terruño buscando en el Gran Buenos Aires especialmente, la posibilidad de brindarle a su familia mejores condiciones de vida. Imposible trasladar su rancho, su monte, pero no sus gallitos, quizá el vínculo más fuerte que lo seguirá uniendo con sus raíces.
En nuestro querido país, devastado por una clase dirigente que jamás supo entender las necesidades de su gente, que enajenó nuestras riquezas, que fue cómplice de la sistemática colonización cultural a que fue sometido nuestro pueblo ¿Qué esperanza podemos tener los galleros de que en algún momento se den cuenta de que el gallo de riña, es y seguirá siendo parte indestructible de la cultura rural de los argentinos? Pocas, muy pocas.

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