De gallos y caballos ultima parte
Por:José Manuel Pietri
Para los que criamos gallos de riña, hay un tema que seré siempre apasionante: ¿Qué criterio usaremos a la hora de seleccionar nuestros reproductores?
Mucho se ha escrito, mucho se escribirá y poco o nada nuevo se dirá, porque básicamente hay algunos atributos que son ineludibles y en los que todos estamos de acuerdo, estructura, performance, y pedigree. El resto será accesorio y está emparentado con el gusto de cada uno, color, tamaño, ojos, carácter, canto, serán nada más que algunos de los numerosos requisitos que algunos criadores exigen para sus animales. Más de una vez me he preguntado si lo que se busca es un gallo para semental o para participar en un concurso de belleza.
Personalmente estoy en un todo de acuerdo con los conceptos del Sr. Pedro Evans quien sostiene que la elección de nuestros sementales es una decisión muy personal, tan personal como la elección de nuestras esposas. Al compañero Evans se le olvidó agregar que a la hora de elegir, más de una vez solemos hacerlo decididamente como el culo y que pasado el entusiasmo, la euforia inicial, nos invaden unos enormes deseos de devolverlos con una hermosa tarjeta que diga: “cuidado las apariencias engañan”. Amerita aclarar que a numerosas de nuestras esposas les debe ocurrir algo similar, después de probarnos en cancha, darían cualquier cosa por botarnos, envueltos en un lujoso papel para regalos, un gran moño y un enorme cartel que diga: “lo devuelvo, pobre como esposo, inútil como semental”.
Dijimos que para la elección de nuestros sementales hay tres condiciones fundamentales, estructura, performance y pedigree.
Quienes sostienen a toda costa la selección privilegiando la estructura, sostienen con todo criterio que un excelente gallo tiene un conjunto de atributos en su conformación que por razones de mecánica animal los hace más aptos para rendir el máximo de esfuerzo. Sabemos que siempre hay excepciones y bastante numerosas, de gallos, regulares de apariencia que resultan inmejorables combatientes, es que la conformación sólo nos deja ver la parte exterior de nuestras maquinitas de pelear: músculos, articulaciones, esqueleto. Pero está la otra parte, la indivisible, que regula el esfuerzo, el cerebro, la circulación, el potencial nervioso, la respiración, la digestión, todo tan importante como los factores exteriores y que no pueden apreciarse sino con la prueba en el vallin. Vale la pena recordar que no todos los reproductores transmiten a sus descendientes sus caracteres, por buenos que ellos sean.
De manera que la conformación, considerada aisladamente, tiene importancia, pero no es factor decisivo en la selección de una familia.
Las mismas consideraciones podrán hacerse a quienes ante un gallo, buen ganador en las vallas, perdonan cualquier defecto de conformación, sosteniendo que sus actuaciones en competencia, son la mejor prueba para mantener la calidad de la raza, olvidan lo que significa la individualidad dentro de la selección; no quieren recordar la larga teoría de excelentes reñidores que resultaron pésimos reproductores, y por el contrario, los que fueron discretos en la competencia y luego resultaron excelentes padres en la gallera.
Tenemos por fin a los fanáticos de pedigree, aquellos que intentan recorrer el árbol genealógico de un gallo, aún a sabiendas de que al no haber registros, dependemos exclusivamente de la veracidad y honestidad del criador al que recurrimos. Queremos saber si es pariente de tal o cual ganador de un torne importante, olvidando que los ganadores de tales eventos, tienen hermanos, medios hermanos y primos que compitiendo jamás lograron pagarse ni el maíz que consumieron.
En definitiva, los tres procedimientos, considerados aisladamente, son malos, para hacerlos útiles deben guardar una relación armónica de conjunto, sin pretender adjudicar superioridad a uno sobre otro. Hay que hacer entonces un análisis previo de los diferentes factores, para luego considerarlos en su interdependencia.
Si hacemos un exhaustivo estudio del pedigree de cualquier gallo o caballo pura sangre, veremos como las familias ricas tuvieron casi siempre tuvieron algún pariente pobre y como gallos o caballos de humilde linaje siempre tuvieron un pariente rico en sus ancestros.
Si nos adentramos aunque de manera muy somera en la historia del caballo pura sangre de carrera, quizá podamos encontrar algunas respuestas a la falta de uniformidad en la mayoría de las razas o familias de gallos que se pelean en cualquier región de nuestro planeta.
¿Cuál es el motivo por el que no hay uniformidad en el rendimiento del caballo puro de carrera? Genéticamente no es tan difícil explicarlo; se trata de material impuro, de productos híbridos, como nos enseña el procedimiento de su formación a pesar de que se denomine a la raza “pura sangre de carrera”.
En un principio se recurrió a distintas fuentes, lo mismo fueran caballos germànicos, españoles, napolitanos, orientales asiáticos o africanos y algunas razas más, esto nos va diciendo la variedad de formas, caracteres y organismos que se amalgamaron para formar el tipo definitivo; esta diversidad de caracteres morfo-fisiológicos se ha ido transmitiendo generación tras generación y hoy, como el primer día, el conjunto sigue siendo heterogeneo.
Por lo tanto debe haber y hay, forzosamente, aptitudes diferentes.
En definitiva, y pese a la inmensa cantidad de recursos económicos puestos al servicio de la mejora del caballo pura sangre, años tras años, nacen un altísimo porcentaje de caballos absolutamente inútiles para la competencia.
Para que tengan una idea de los números que se manejan en el turf, les cuento que Ashado, una hija de Saint Ballado por la que el jeque Mohammed Al Maktoum, de Dubai, pagó nueve millones de dólares, será servida por Storm Cat, el padrillo cuyo servicio es el más caro del planeta. Por tal servicio el jeque deberá pagar alrededor de quinientos mil dólares, resumiendo, mientras Storm cat copula, su dueño recibe un cheque por medio millón de dólares cómo los envidio!, que diferencia con los criadores de gallos, que mas de una vez tenemos que arreglarnos con lo que tenemos a mano y que dista mucho de ser lo que realmente nos hubiera gustado utilizar.
Voy a intentar explicar las razones, porque tanta disparidad en el rendimiento de los orientales que en su momento llegaron a México procedentes de Argentina, se que a algunos colegas les está costando entender y con toda razón, los motivos de tanta irregularidad.
A mediados de la década del 60, se produce la llegada de un grupo de galleros brasileros, sobre todo de la parte sur de Brasil, a intervenir en los torneos mas importantes que se realizaban en la Argentina, es menester aclarar que llegaron invitados por un pequeño grupo de galleros argentinos con los que habían hecho amistad.
Para sorpresa y desencanto de los galleros argentinos, la superioridad del gallo brasilero era tan abrumadora como reveladora. Nadie tuvo dudas, de que para el gallo argentino habían terminado sus días, tal cual lo habíamos conocido.
¿Cuál fue la gran diferencia entre uno y otro? No fue la casta, ni la espuela, ni el pulmón; la diferencia estaba en la abismal superioridad técnica para atacar y defenderse complementada con una privilegiada relación peso-altura.
¿Cómo lograron los hermanos brasileros construir semejante gallo? Muy simple, utilizaron inteligentemente los más valiosos atributos que posee un Shamo, pelea y estructura.
Salvo este pequeño y selecto grupo de aficionados argentinos que habían trabajo amistad con sus colegas brasiileros, el resto estaba como Dios los mandó al mundo ¡En pelotas! Se comenzó como se pudo, algunos pocos viajaron a Brasil a traeer sus sementales, los pícaros de siempre se trasladaban a Brasil, compraban barato y los vendían más que caros en Argentina, un grupito de brasileros se llegaban a los grandes torneos y vendía rápidamente los gallos y gallinas que traían de su país.
La cuestión que poco a poco el grueso de los aficionados argentinos se fue interiorizando quienes eran los criadores más confiables y así comenzaron a llegar gallos y gallinas de galleros de la talla de Joao Veppo, Harry Heinze, Lauro de Oliveira, José Daniel Tosi, Evandro Ballesteros, Arnaldo Hettwer, Delio dalla Bernardina, Rómulo Tavarez y algunos pocos más.
Vale destacar que el recordado escritor, estudioso y criador Don Francisco Elías, envió unos Shamos de soberbia calidad y que hoy están en manos de Miguel Fernandez, hijo del recordado criador Juan Carlos Fernandez.
Con el correr de los años aquellos aficionados que por amistad habían conseguido animales de buena calidad y que en un principio lograron hacer diferencia sobre el resto, pasaron a ser uno mas. Sin prisa pero sin pausa, tod se fue emparejando, no solamente entre los galleros argentinos, sino que hace tres décadas cualquier mediocre gallo nacido en Brasil al llegar a la Argentina se convertía en gallo ganador y codiciado por los aficionados, actualmente el mediocre gallo brasilero lo seguirá siendo cuando cruce la frontera y combata con un argentino, téngalo Ud. por seguro.
No hace falta ser un genio para deducir que en el árbol genealógico de un gallo nacido en Argentina o Brasil hay más de un pariente “pobre”, lo que hay que reconocer es que solamente, los a veces deslucidos gallos japoneses, podían trasmitir el estilo y la estructura que se estaba buscando.
Ni el más perfecto de los Asiles, Calcutas, Españoles, Ingleses o Malayos podían proporcionar lo que sí podía hacerlo hasta un modesto Shamo.
Como verán el camino recorrido por los galleros argentinos para tener un gallo medianamente competitivo no fue para nada sencillo. El Shamo posee cualidades incomparables, pero también tiene su contraparte, su cualidad más apreciada, su técnica de pelea, suele alterarse de manera manifiesta cuando se lo cruza con otras razas. Lograr uniformar su descendencia, poder fijar su técnica de combate, suele poner a prueba la paciencia del más pintado.
No debemos olvidarnos que en la formación del Shamo, los japoneses utilizaron diferentes razas, incluso algunas de dudoso valor combativo.
El gallo que hoy reñimos los argentinos es sin lugar a dudas, y hasta que la realidad demuestre lo contrario, el reñidor más eficaz para el arma y reglamento que hoy tenemos vigentes.
Por desgracia, la eficacia no siempre va de la mano con el virtuosismo o la brillantez, no son muchos los capaces de percibirla cuando está enmascarada en estilos o accionares no compatibles con nuestros gustos, con nuestras preferencias, esto no sólo pasa con los gallos, sino en cualquier otra disciplina. El último campeonato de fútbol mexicano es un claro ejemplo de ello, cuántos periodistas criticaron hasta cruelmente la propuesta futbolística del Toluca y de su DT Américo Rubén Gallego ¿Alguno de ellos se habrá preguntado si el material humano con que contaba su DT justificaba una propuesta más audaz más ofensiva? No lo creo, lo cierto es que el Toluca, a partir de premisas sencillas; bien parado en defensa, solidaridad y orden táctico, fue creciendo y en la liguilla final demostró una solidez que no admite discusiones y que pone en tela de juicio el caudal de conocimiento de algunos “expertos” que si los ponemos patas para arriba no se les cae una idea de los bolsillos.
Para ir terminando con el tema de los gallos y de los caballos, quiero recordar un hecho fácil de comprobar en los antiguos calendarios de carreras o en las primeras publicaciones que se hicieron sobre el tema: hace dos siglos y hasta principios del siglo XIX, los caballos orientales, así fueran turcos, árabes o berberiscos corrían en las mismas pruebas que los primitivos “Sangre pura de carrera” ingleses, conforme fue pasando el tiempo, la experiencia de pista demostró que los “nuevos” batían fácilmente a los ejemplares de las razas que los habían originado y cesó la competencia. En los hipódromos franceses, por ejemplo, los caballos anglo-árabes, cuando se inscribían en pruebas adecuadas para ellos, llevaban fuertes descargas en el peso, a peso iguales con un “race horse” no había competencia posible.
Con el actual gallo argentino y brasilero, pasa algo similar, ninguna de las razas que intervinieron en su formación, pueden sostener un combate en igualdad de condiciones, si no hay una contingencia inesperada serán irremediablemente vencidos por aquellos. Hay que hacer una salvedad, que compitiendo con el arma y el reglamento de Brasil o Argentina.
Espero haber contribuido en parte a despejar algunas dudas. Me despido de Uds. deseándoles lo mejor para el año que recién se inicia y recordarles la frase de un querido amigo “Sin los gallos, que carajo sería de nuestras vidas
Subir a Inicio