DE GALLOS Y CABALLOS – PARTE II
01 Por Jose Manuel Pietri
 
"El inbreeding en familias superiores, por diferentes individuos, produce corredores superiores”
¡Que tal! Pareciera que esa afirmación fuera demasiado categórica y como dice el criador y estudioso de la actividad hípica, Renato Gameiro, donde interviene el factor genético no se puede no se puede ser tan terminante, concepto al que adherimos plenamente algunos criadores de gallos.
¿Tienen sustento tan rotundas aseveraciones?
Parece que si, que éstas se fundamentan en las investigaciones realizadas por el estudioso León Rasmussen que permitió demostrar que desde 1973 a 1999, el 9% de los ganadores de Grupo I (carreras de máxima jerarquía) en el eje América del Norte / Europa, poseían en sus respectivos pedigrees este factor hoy conocido como el “Factor Rasmussen”, para muchos el 9% no representa un porcentaje significativo, no obstante si se tiene en consideración que el 80% de la población equina mundial no muestra en su pedigree ese factor, veremos que las contadas veces que fue probado funcionó.
Cuando el Sr. Renato Gameiro conjuntamente con su colega Atualpa Soares inician sus estudios sobre pedigrees, el Sr. Soares advierte que Lord Derby, Federico Tesio y el Aga Khan, tres de los más grandes criadores en la historia del turf, utilizaron esta faceta para construir sus increíbles máquinas voladoras.
No hace falta ser muy perspicaz para advertir que dicho método es funcional con la idea que compartimos algunos criadores de gallos quienes sostenemos que cuando poseemos algún individuo de calidad superior, una de las formas de perpetuar su linaje es a través de graduales y sostenidas infusiones de su sangre en el resto del plantel y a partir de la tercera ó cuarta generación ejecutar los inbreeding buscando las combinaciones que cada criador considere más adecuadas. Este sistema nos permite evitar una consanguinidad demasiado intensa y le proporciona a nuestras aves un porcentaje considerable de la sangre de aquellos individuos excepcionales. Será muy importante la calidad y origen de los “mensajeros” que transportarán sus genes generación tras generación.
Si éste método es valiosos para lograr animales exitosos para la competencia, en el caso de los caballos de carrera está demostrado que un alto porcentaje de los más destacados sementales fueron gestados utilizando el “Factor Rasmussen”, uno de los ejemplos lo tenemos en Argentina (4º productor de caballos pura sangre en el mundo) con Southern Halo, el padrillo más exitoso de las últimas décadas.
Como ustedes verán, hemos mencionado a Lord Derby como uno de los criadores más importantes de todas las épocas, sus famosos gallos colorados, pecho negro y patas blancas ¿habrán sido gestados con los mismos principios genéticos que utilizaba para con sus equinos?
El señor Thomas Murphy, aparte de ser un destacado jinete y preparador de caballos de trote, era un apasionado estudioso de los pedigrees del caballo pura sangre¿sus conocimientos los habrá trasladado en la forma de enrazar sus formidables gallos?
El respetadísimo Narragansett nos legó esclarecidos conceptos utilizando como ejemplo la actividad turfística ¿será mera casualidad?
Cada uno sacará sus propias conclusiones.
El médico veterinario y estudioso de caballos de carrera Daniel Inchausti escribió un libro que fue editado hace 52 años y tiene para los que nos apasionamos por la hípica, un valor extraordinario, en su contratapa dice:
El autor ha estudiado detenidamente la influencia de la genealogía y lo nefasto que resulta su prescindencia en los haras. Establecer el pedigree de un producto a obtener, hacer las combinaciones de sangre que ha de poseer un vez logrado, es hoy día tan importante como los detalles de su crianza, a los efectos de su ulterior actuación en las pistas.
Fijense que estos fue escrito hace más de cincuanta años, hoy ningún haras importante utiliza como sementales animales que su genealogía no haya pasado por la lupa de expertos, independientemente de sus buenas actuaciones en competencia.
Sin embargo y a pesar de cuidar cada detalle relacionado con su crianza, poseer “fashionables pedigrees”, haber sido entrenados adecuadamente, numerosos de estos linajudos potrillos son verdaderos matungos que jamás pudieron salir de perdedores.
Queda bien claro que al igual que en la cria de gallos, de poco sirve tomar todas las precauciones habidas y por haber, si la madre naturaleza decide abortar tus ilusiones.
En los gallos el bendito tema de la consanguinidad, fue, es y será motivo de acaloradas discusiones, potenciadas por la ausencia total de registros, razón por la cual nadie está en condiciones de demostrar fehacientemente su verdad, cualquiera descalifica a cualquiera, total es su palabra contra la mia, cientifismo y empirismose asocien para rebatir al otro, en discusiones que al gallero común, la mayoría de las veces poco le importan. Con el caballo pura sangre pasa exactamente lo contrario, el registro de los pedigrees nos permite viajar hacia el pasad de cada animal con una certeza indiscutible, en esos registros y en los resultados de su actuación en la pista se desvanecen todas las estupideces que los cuestionadores de lo obvio suelen argumentar.
El genial criador italiano Federico Tesio dejo escrito en su trabajo “Breeding a racehorse” el siguiente comentario: “El estudio de la herencia en los animales tiene un más fidedigno campo de investigación que en los humanos, ya que tanto cruzamientos como resultados pueden ser controlados con el menor grado de desviación Entre los animales y especialmente en caballo pura sangre de carrera, esta investigación es más factible, del momento que se lleva información sobre millones de individuos, con datos sobre sus pedigrees, sus performances y las características de sus cruzamientos, todos detalladamente catalogados, cuidadosamente preservados y de fácil acceso para la consulta.
Con estos datos en mi mente, escogí el “Thoroughbread” como material de experimento e inicié un haras de cría en Dormello, en el Lago Maggiore. Mi deseo era criar, desarrollar un caballo de carrera que en cualquier distancia pudiera cargar el mayor peso en el menor tiempo posible. Apuntar a ese objetivo no parecía una tarea simple y sencilla, pero tampoco en momento alguno se me ocurrió igualmente imposible, por lo que pude ver en muchos caballos y leer en distintos libros, yo creo que sabía (presunción que no estaba lejos de afrontar una decepción) que mis recetas de éxito no son siempre seguidas, visto el persistente suceso de mis adversarios.
Cada vez que una teoría fue sustentada por alguien, cualquiera sea el campo de trabajo de que se trate, siempre habrá quienes disientan, algunos lo harán a través de críticas constructivas y otros las negarán por el solo hecho de no entenderlas.
Pero cuando esas teorías están sustentadas por los resultados, a mi modo de ver, por lo menos deberían ser respetadas.”
En las notas del Sr. Renato Gameiro sobre el “Factor Rasmussen” queda claro y deberá ser motivo de análisis, porqué una abrumadora mayoría de la población mundial de caballos de carrera son obtenidos por cruces comunes y no por la utulización de cruces consanguineos y más si éstos en algunos casos resultan comprobadamente efectivos. ¿Desinformación? ¿Prejuicios? O simplemente porque la mayoría de los criadores están convencidos que los cruces comunes resultan menos riesgosos y además están debidamente informados que por este método se han logrado ejemplares de extraordinaria calidad.
En la cría del gallo de combate se dá una situación similar, a pesar que criadores exitosos han escrito numerosos artículos en libros y revistas especializadas dando cuenta de las bondades de los cruces consanguineos, la mayoría de los criadores de gallos obtienen sus crías mediante cruces comunes sin importarles un bledo la opinión de los “especialistas”.
Y nos guste o no, por ese simple método se han logrado gallos estupendos, en la Argentina tenemos el ejemplo de “Los Potros” del Sr. Juan Carlos Cossani y en Brasil los “Domino” del Sr. José Daniel Tosi, estos animales fueron de una calidad fuera de lo común.
Yo diría que la criador sencillo, que sólo le importa cruzar lo mejor con lo mejor, le debemos el milagro de haber gestado animales maravillosos.
Los criadores estudiosos, informados, capaces de hacer un buen uso de las herramientas que la genética les proporciona son generalmente los encargados de que el milagro no se esfume, sino que se perpetúe a través del tiempo.
Cuando se comienza a forjar el caballo pura sangre se da una situación muy llamativa y sobre todo contradictoria.
La base de nuestros actuales pura sangre descienden de tres destacados sementales iniciales, ellos fueron Eclipse, Herod y Matchen todos estos tienen sangre de la fuente original, los orientales Bierley Turk, Godolphin Barb y Darley Arabian. Posteriormente sus productos se enlazan constantemente entre si.
Con esta enumeración se comprueba que el puro tuvo en su principio un origen de consanguinidad concentrada, algo que después se intenta proscribir, aduciendo la excesiva nerviosidad de los productos así obtenidos, así como cierta debilidad constitucional que los hace inadecuados para el entrenamiento.
Si con el uso de una consanguinidad intensa se avanzó rápidamente en la mejora del pura sangre ¿por qué los criadores ingleses a posteriori la descalifican de una manera tan terminante? No deja de llamar la atención y sobre todo cuando a través del tiempo hubo ejemplos más que significativos y que ponen en duda el sustento de tales afirmaciones, un de los casos más notable fue el de la potranca Coronation, criada por el francés Marcel Boussac, quien logró un gran éxito a base de consanguinidad. Esta potranca tres años fue hija de Djebel (Tourbillon y Loyka) y Esmeralda (Tourbillon y Sansa) como se ve, hija de medios hermanos con un padre común, Tourbillon. Coronation ganó el Prix Arc de Triomphe, sobre un recorrido de 2.400 metros, adelantándose a 28 competidores y por cuatro (4) cuerpos.
Por suerte siempre habrá criadores tanto en los gallos como en los caballos con la necesaria audacia y talento para poner en práctica sus propias convicciones, sin importarles la opinión de la mayoría. A estos, que suelen ver un poquito más allá, les debemos importantes logros que contribuyeron a la mejora general tanto del gallo como del caballo.
Hay un tema que los galleros deberíamos darle su verdadera dimensión a la hora de elegir nuestros sementales, está debidamente comprobado que los animales que fueron sometidos a entrenamientos rigurosos, medicados constantemente, tienden a rendir menos como reproductores, es seguro que habrá excepciones, pero la tendencia es esa.
En el turf tienen muy claro que yeguas de largas campañas de pistas, por buena que haya sido su actuación, han fracasado como madres.
En cambio hay permanentes sorpresas con yeguas que corrieron poco y fueron apenas discretas. Las madres de casi todos los campeones del turf, fueron de este tipo, sin grandes actuaciones en pista, pero animales sanos, bien desarrollados y con excelente pedigree, transmitieron no lo que habían demostrado en su campaña hípica, sino lo que llevaban latente en su organismo.
Federico Tesio tiene una aguda observación al respecto: “Machos y hembras que han pasado durante largos períodos por un severo entrenamiento consumen casi todo su potencial nervioso, reproducen sus caracteres mendelianos, dan a veces hermosos productos, bien desarrollados y sin taras, pero que ganan poco o no ganan.
Ellos han heredado un débil influjo nervioso, de genitores exhaustos por la fatiga. Los hijos, evolucionando lentamente, actúan de acumuladores y a través del tiempo recobran sus caracteres normales, lo mismo podrá suceder con animales que durante su entrenamiento fueron sometidos a tratamientos medicinales.”
Nuestras gallinas no compiten, pero es común ver como algunos criadores utilizan como sementales a gallos que tienen en su haber, numerosas batallas, es probable que si no rinden lo esperado el desgaste nervioso al que se refería Federico Tesio es un factor que tendríamos que considerar en el momento que elegimos nuestros padrillos.
No parece descabellado pensar que el estudio de cómo los criadores de caballos pura sangre obtienen sus corredores, puede enriquecer nuestro conocimiento y darnos una visión más amplia y fidedigna de qué métodos utilizan para lograr sus campeones.
El desafío para el criador de gallos o de caballos será siempre el mismo “cómo enrazamos y qué utilizamos”. Tanto unos como otros deberemos aprender que lo verdadero es siempre sencillo, pero que para llegar a entenderlo solemos transitar un camino a veces innecesariamente complicado.
Para finalizar quiero expresar mi agradecimiento a mis hermanos mexicanos que hicieron posible que pudiera conocer y disfrutar ese bello y generoso país. Hasta la próxima.
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