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No me agrada la polémica, ni “tocar de oído”. Escribo poco, porque para hacerlo debo tener la seguridad de conocer el tema. Muchos lectores podrán estar en desacuerdo conmigo y esto no me ofende; al contrario respecto toda opinión que tenga fundamento.
Estoy acostumbrado, como Juez y como Abogado, a la aplicación de la norma que desde el Derecho Romano se exige: el que afirma algo, tiene la obligación de probarlo. Puedo ciertamente, enseñar al que lo desee, las pruebas documentales de los que afirmo: cartas, videos, púas, fotografías y tantas cosas referente a los gallos, que he acumulado en muchos años. GALLOS BRASILEROS Y GALLOS ARGENTINOS. En el último número de esta revista he leído afirmaciones que aunque provienen de un gran criador, no comparto. Por supuesto, voy a señalar cuál es mi posición y los motivos de mi desacuerdo. Respeto mucho al Sr. Pedro Suarez como criador de gallos Combatientes Españoles y Cubanos. Su padre también Don Pedro Suárez fue quizá uno de los cinco mejores criadores de Cuba de todos los tiempos. De hecho los Combatientes Españoles que trajo a Argentina para mi gran amigo, ya fallecido Juan Carlos Fernández, han sido lo más fino y bonito que se pueda pedir. A Dios gracias, su hijo Miguel Angel los conserva aún. Pero no puedo estar de acuerdo con su afirmación de que los gallos argentinos son mejores que los brasileños. En primer lugar: Toda generalización es peligrosa. Puedo aceptar que me digan que los gallos de un stud de nuestro país, son mejores que los de otro stud de Brasil, pero no que se meta a todo un país, que por su tamaño y cantidad de aficionados es un continente, en una solo bolsa. En segundo lugar: Para hablar de Brasil, hay que conocer gallos y galleros de distintas zonas. Yo puedo hacerlo y probarlo con cartas porque he recibido y enviado gallos de mi cría, con mucho éxito a Río Grande Do Sul, Río de Janeiro, Pernambuco, San Luis de Maranhao y Belem Do Pará, sólo para nombrar algunos lugares. 1) GALLOS GAUCHOS DEL SUR DE BRASIL: Los que han estado en esta zona de Brasil lo saben y a los que no han tenido esa suerte se los comento: si hay un lugar en este bendito mundo, adonde un argentino se puede sentir bien, es en Río Grande, sobre todo en las zonas montañosas rurales como Arroio do Tigre, Sobradinho, etc. Estos “Gauchos” toman mate, pero más que nosotros, comen lo mismo que los argentinos pero mucho más, y toman ... bueno, no creo que podamos competir con ellos. Por años no han aceptado la espuela ni el reglamento que pretendían imponer desde Río de Janeiro o San Pablo. Ellos han peleado con la espuela gaucha, que es exactamente igual al “Puón Argentino” de hoy. Y digo de hoy porque hace treinta años se peleaba con púas más agudas que las del Torneo Nacional. Al menos en Santiago del Estero. Fueron ellos los que nos convencieron de bajar un poco la agresividad de la púa. Es porque a los brasileños, que traían gallos con un excepcional estado físico, luchadores tipo japonés y de espuela regular (no todos, por supuesto)no les convenía que en un solo tiro, hasta de casualidad, el gallo argentino igualara o ganara la riña. Tampoco aceptaron la forma de igualar de Río de Janeiro y San Pablo, que emparejaban por peso y altura. En Río Grande, era cuestión de habilidad sacar mas o menos la altura que el rival. En las otras localidades nombradas, no se preocuparon por la altura, porque no pelearían nunca con un gallo más alto. Mi opinión sobre esos gallos: He traído personalmente y me han mandado también, no muchos, sino muchísimos gallos de esta zona. Todos de muy buena pelea, luchadores de cuello; muy buen pulmón, buena velocidad y el 99% finos o muy finos. También el 90% al menos regulares en espuela, tanto los padrillos como sus hijos con gallinas de esa zona, para lo que en Argentina, sobre todo en Tucumán y Santiago, que son de los lugares que puedo opinar, por haber visto seleccionar, llamamos “espuela”. Esos gallos se ganaban en su país, por tener el mejor entrenamiento y “entreverar” mas con las puntas. Con todo no generalizo, traje gallos de espuela muy buena y la transmitían, pero no eran los más. 2) GALLOS DEL CENTRO DE BRASIL. RIO DE JANEIRO, SAN PABLO Y MINA GERAIS: Estas grandes ciudades, y las influenciadas por ellas, gozaron de características propias: a) Han tenido aficionados de mucho dinero, con galleras muy importantes, con cuidadores de lo mejor. Recibieron una gran inmigración de gente de Japón, tanta gente, que por supuesto, al menos algunos eran aficionados a los gallos y tenían conocidos en su país de origen, que los criaban. b) Así como los argentinos eran importadores de Asil y Calcuta, los “Cariocas” y “Paulistas” comenzaron, muchos antes de 1950 a importar japoneses medianos y grandes, Shamos como les llamamos (en Japón Shamo es cualquier gallo que no sea de corral: para ellos, son los gallos que vinieron supuestamente de Siam, lo que hoy es Tailandia). c) Las ramas que usaron: Contrariamente a lo que pasaba en el sur, que peleaban con púa argentina, en estas zonas no se adoptó un arma definida y aún hoy están cambiando. Hace treinta años se peleaba con púa natural, de cuatro centímetros y por períodos y dos y hasta cuatro horas. Contemporáneamente, se usaban púas prensadas de espuela de gallo (muerto por supuesto), con la punta roma. Mediante un elemento metálico con perforaciones (se llama escantillón) medían el diámetro o la agudeza de las púas. Generalmente se peleaba con “arma 4” o “arma 5” (La N° 1 sería la púa más aguda y la N° 10 la más roma). Más tarde, como el asunto de prensar fabricar restas espuelas, no solamente era un trabajo artesanal, sino costoso, el industrial Dr. José Daniel Tosi, probó de fabricarlas en duraluminio y así nacen las Paulistinhas, de este material, que se usaron hasta hace poco. Estas armas eran copia de las prensadas de espuela natural. Para un argentino, así le den cinco horas sería imposible amarrarlas al gallo; en realidad no son prácticas pues constan de la cazoleta (que además es pequeña) y la punta. Además siguiendo la tradición, esta punta es roma. (arma N° 4). Pero no se engañen: si el gallo pega fuerte, entran mucho más que la púa nuestra. Por otro lado, igual que las plásticas que se pretenden oficializar, tenían la punta roma, lo que hace que produzcan desgarros. A José Daniel Tosi lo conozco desde el año 1968 y nos escribimos desde entonces. La última carta que envié no hace más de quince días, criticaba el tema de la punta roma y de las cruzas que están haciendo. (Tengo toda la correspondencia manuscrita de este amigo, hasta con los sobres y copia de las cartas enviadas por mí. Están a disposición de los que duden. Además tengo cantidad de fotografías, con dedicatoria y forma al reverso y un vídeo que muestra sus últimas instalaciones y a él que ya tiene más de 80 años). Ultimamente, Tosi y Ballesteros, idearon una punta plástica, probando distintos materiales. La idea surge porque viajando por países en los que se pelean Combatientes Españoles o sus derivados (Colombia, Cuba, Puerto Rico, etc.) vieron algunas púas plásticas que substituían a las de espina de pescado, carey o prensadas de gallo. Y así nacen las plásticas actuales. Son semejantes a las de duraluminio, con una ventaja: tienen como nuestro “Puón Argentino” un suplemento que permite calzar como acostumbramos en nuestro país y en el sur brasileño. Pero cuidado: Tanto mi amigo Tosi, como Evandro Ballesteros, son importantes industriales, poseedores de grandes fortunas. Son socios y fundadores del Club Privé Cinco Estrellas y ese club, como todos, viven del público que concurre y sobre todo de los apostadores. Fue con mentalidad industrial que se hicieron las púas de aluminio y ahora las plásticas: el objetivo era reducir costos de la artesanía. Es con mentalidad industrial (o comercial) que se ha reducido el tiempo de riña de cuatro horas a una hora. Y según José Daniel Tosi, bajaría aún más. Es lógico: los apostadores se aburren en riñas largas y para tenerlos en la concurrencia, hay que darles con el gusto (Es impresionante lo que se juega en las riñas de “Ingleses” en Estados Unidos o Méjico; riñas que con los gaffs de seis centímetros duran menos de dos o tres minutos y a veces son por un millón de dólares). Pero también al hacer las púas más agudas(y esto es para mis compatriotas que ven las púas plásticas como “mansas”), tanto Tosi como Evandro Ballesteros importaron en los últimos años, cantidades de “Brankivoides”: combatientes Españoles, Cubanos, Mexicanos, etc. Para cruzar con sus gallos antiguos, para buscar mayor velocidad y boca. Yo quiero advertir esto a los argentinos para que no los tome por sorpresa: hagan una prueba, comparen la espuela plástica brasileña y una plástica del Sr. Patiño o una púa oficial del Campeonato Nacional Argentino y deduzcan cuál de las dos tiene mayor penetración. Aún no siendo tan agudas, las nuevas de Brasil, tienen 2.1 centímetros de largo hasta la cazoleta; los puones argentinos, usados en el torneo nacional tienen de acero solamente 0.4 cm hasta la cazoleta. Con nuestra púa un gallo excepcionalmente fuerte podrá profundizar hasta 0.6 cm; con la plástica brasileña que se pretende adoptar, herirá 2 centímetros con seguridad. Se definirán más riñas, y más rápidamente, sin duda, pero ya no se necesitará la pelea, ni cogote musculoso ni mucho pulmón. Con esa púa yo ni siquiera cruzaría con español: directamente importaría gallos norteamericanos. Aclaro que no estoy opinando sin conocer el tema. A las púas las he medido con un calibre de precisión y tengo una colección de armas (púas argentinas desde 1800 a la fecha) navajas de hasta 8 centímetros, “cuarto de redonda de Méjico”, navajas de igual país, y gaffs ingleses y norteamericanos de distintas longitudes, además de púas usadas en Brasil desde “bitoques romos” pasando por las prensadas de gallo y las de aluminio. Tosi me mandó un juego de las nuevas plásticas. 3) GALLOS DEL CENTRO NORTE BRASILEÑO: Tengo a la vista un valioso libro verdaderamente de “colección” pues se imprimieron pocos ejemplares, todos firmados por el autor. El mío lleva el N° 1183 y su título es “Galicultura” 2da. Edición Río de Janeiro 1956 del Dr. J..P. Gurupy. Notablemente, este autor, añora los años del gallo “carioca” al que considera extinguido, por los cruzamientos con Shamos o Japoneses. Como características del antiguo gallo “Carioca” menciona cualidades de resistencia, fuerza y sobre todo extraordinario coraje. (Tanto el macho como la hembra de estas líneas, son típicamente gallos Hindúes, del tipo de un Asil mediano o lo que en Argentina llamamos Calcuta). Aunque no estaba en contra de los japoneses, opinaba, ya en esa época, que por cruzamientos poco científicos (dice desordenados), los gallos perdieron resistencia y coraje (que él con acierto atribuye a las sangres Asil y Malayo) aunque ganaron en movimiento, puntería y técnica de combate, “cualidades de los japoneses, que también son los responsables por la falta de fibra de muchas de nuestras racitas actuales” (entre comillas y negrita, traducción textual de página 18 y 19 de la obra citada). Gurupy decía que recibió del Teniente Arsenio, una gallina “La Cobra” que era racuda y racadora (de mucha raza y transmisora) que daba bueno hasta con Leghorn, uno de sus hijos el “Capoeira”, fue expuesto en la Sociedad Brasileña de Avicultura en 1927 (atención con las fechas) (página 20 libro citado). Lo cierto es, que para el norte de Brasil, los gallos tuvieron menos influencia de los Shamos, porque la gente pensaba como Gurupy y quería gallos absolutamente finos aunque fueran más lentos. Pues bien los gallos de Pernambuco, (influencia del gran aficionado e industrial de mucho poder económico Federico Lundgren) eran al menos hasta hace veinte años, gallos muy fuertes con poco o nada de japonés. Lundgren tenía los “Catita” gallos indudablemente Asiles, con pico corto y verdaderamente imbatibles por su clase. Tengo en mi poder no una sino muchas fotografías de gallos de Pernambuco. Allí un colega abogado y magistrado recibió como obsequio de mi criadero un Calcuta puro, de 7 peleas y tengo la foto que en el reverso dice “aquí está su excelencia el “Argentino” en pleno haren”. Cartas y fotografías a disposición de los amigos que quieran visitarme: serán bienvenidos). En San Luis de Maranhao, y en Belem do Pará, tenía amigos, también colegas, que recibieron de obsequio mis padrillos: cartas y fotografías también a disposición de los incrédulos y todos los amigos, relatando que probaron los hijos del “Pandorga” mío, con el Coronel Mario Franco de Castro y eran “para sacarse el sombrero por sus condiciones y belleza “incomún”. Mario Franco de Castro, era un gran aficionado también e importador de valiosos ejemplares. Quizás estos animales eran más “finos” que los de San Pablo pero yo, que los he tenido en la mano, creo que no podían competir con los de Río o San Pablo por una cuestión de selección y porque sin duda, la pelea del japonés (que se mueve porque no le gusta que le peguen) no la tenían los gallos del norte. EL DOMINO |