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Que la genética ha contribuido a mejorar el nivel del gallo de riña no es materia de discusión, lo que si me parece es que si no tenemos en claro cuáles deben ser las cualidades de nuestros reproductores, del fracaso no te salvan ni los mejores genetistas del planeta, es mas, a veces cumplimentando todos los requisitos que demanda la ortodoxia gallera, nos llevamos la más desagradable de las sorpresas.
Más de una vez uno se pregunta ¡qué hacer!, lo primero que deberíamos tener en cuenta es que si seguimos fantaseando con que en alguna "raza pura" está la solución de todos nuestros problemas, estaremos engrosando el club de los eternos desencantados.
Cuando me refiero a "razas puras" no lo hago para negar sus cualidades, sino todo lo contrario, hay tanta charlatanería y aprovechamiento de la ingenuidad y desinformación de algunos aficionados que después de ser estafados en su ilusión, la única posibilidad de hacer oír su protesta es despotricando contra quien se lo vendió, algo que me parece muy justo, lo lamentable es que se termina descalificando las mal llamadas "razas puras". Yo le pregunto a cualquier criador que tenga perfecto conocimiento de lo que significa poseer un auténtico Asil, un Tuzo, un Calcuta o un Shamo, que respondan plenamente al standard de calidad correspondiente ¿Ustedes creen que pueden comercializarlos por 150 dólares? Es como si alguien tuviera en su poder la Gallina de los Huevos de Oro y decidiera cambiarla por cuatro sacos de maíz, o sería muy estúpido, o muy generoso, o lo más seguro es que la gallina no ponga más Huevos de Oro. En el caso del Asil, que es por lejos la raza más requerida, les aseguro que la Argentina es el país donde más Asiles se importaron y sin embargo hoy, salvo honrosas excepciones, es casi imposible conseguir un Asil que reúna las cualidades propias de su raza, quizá en otro momento podamos analizar semejante desatino. Los que tuvimos la inmensa suerte de verlos combatir, no los "puros" pero si hijos y nietos de verdaderos Asiles, pudimos observar la inusual bravura de estos pequeños gladiadores. Por eso causa mucha gracia leer algunos "opinólogos", sobre todo americanos, que hablan sobre la imposibilidad de perpetuar tanta calidad al ser cruzados con aves de otros orígenes, y luego mediante cruces consanguíneos intentar fijar sus cualidades más relevantes. Un disparate total, si eso fuera cierto los criadores de esta parte del continente estaríamos inhabilitados de usar la consanguinidad, pues la mayoría de nuestras aves posee sangre Asil. Le aconsejaría a los aficionados que adquirieron o piensan adquirir un Asil, que la única forma de sacarse sus dudas, es forrarle sus espuelas y largarlos al vallin a combatir, si es capaz de luchar durante dos horas a ritmo sostenido, sin dejar nunca de agredir a su adversario; podríamos comenzar a ilusionarnos, si no fuera así, lo que Ud. tiene es una mala caricatura de un auténtico Asil. A no desesperar, el engaño y la mentira no se pueden sostener a perpetuidad, aunque vengan envueltos en un envase de lujo. |