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Por estos días, los argentinos dedicados a la crianza del caballo pura sangre
de carrera, viven un momento muy especial, los resultados de la reunión
realizada el 31 de marzo en los Emiratos Arabes (donde compitieron los mejores
caballos del mundo), ratificaron que el caballo argentino INVASOR es el mejor
del planeta y no sólo eso, otro caballo argentino, ASIATIC BOY, demostró
que a futuro, puede ser su mayor enemigo.
Se viven momentos de indisimulable euforia colectiva, se espera que numerosos compradores de todo el mundo se lleguen por estas tierras a dejar una buena parte de las multimillonarias cifras que año tras año se mueven alrededor del caballo de carrera. Ahora, esta particular situación ¿Es el fruto de una idea compartida por la mayoría, sobre qué tipo de caballos debemos producir en Argentina?, ¿Es el resultado lógico de los incentivos que reciben los criadores para producir caballos de fondo? Para nada, estos fenomenales caballos que están “Trabajando” para toda la industria hípica argentina, son el resultado y la decisión de producir caballos de fondo de un reducido grupo de criadores, a pesar de que la mayoría de sus colegas, los empresarios que explotan los hipódromos y la mayoría del periodismo especializado están exactamente en las antípodas, están ideológicamente alineados para incentivar la cría de caballos, cuya mayor virtud debe ser la precocidad y la velocidad. Esta postura no es casual, sino que refleja el visible grado de dependencia en la forma de enrasar y las sangres a utilizar, con los criadores de EE.UU., basta con observar las múltiples apariciones de Mr. Prospector y Northern Dancer (sementales emblemáticos en eso d producir precocidad y velocidad) en el pedigreede numerosos productos para darse cuenta que producir un buen fondista no figura en las prioridades de la mayoría de nuestros criadores. Lo llamativo, es que sólo un excelente fondista puede cotizarse en millones de dólares, que sólo un fondista puede ser considerado como semental de elite y sin embargo una abrumadora mayoría sigue enrasando y criando para producir precocidad y velocidad. Ud. se preguntará ¿Porqué? La respuesta es muy simple, quienes tienen a su cargo las programaciones de los programas de carrera fueron suprimiendo paulatinamente las carreras de fondo, sólo fueron quedando algunos clásicos, a los que por vergüenza no los han acortado. Hoy las carreras de 2000 mts. O más, son cada vez menos. Todo el negocio (no el deporte) de la hípica, está enfocado hacia lo mismo, muchas carreras, abundantes apuestas y para sostenerlo se necesita tener criadores funcionales con dicha idea. Por eso afirmamos sin duda alguna, que INVASOR no es el producto de una idea colectiva a la que adhieren todos los que componen el mundo del turf en Argentina, sino a la corajeada de unos pocos, que aparte de hacer negocios con los productos que crían, van por más, van por la gloria y cuando ésta llega, como en el caso de INVASOR, suele ser tan generosa que termina por cobijar bajo su manto a muchos que desde posiciones privilegiadas hacen muy poco para evitar que el turf se convierta en una actividad donde los intereses económicos terminen por sofocar a aquellos que sienten y viven el turf de una manera diferente. No deberían olvidarse que a la hípica argentina la hicieron grande, respetada en el resto del mundo. Aquellos auténticos deportistas que no dudaron en importar las mejores líneas de sangre que había en el mundo, sin importarles si alguna vez podrían recuperar, aunque sea parte de lo que invirtieron. Hoy la industria hípica argentina pasa por un momento de bonanza muy especial y es probable que desde el punto de vista económico la situación continúe, pero donde la mayoría de los criadores le ha soltado la mano a la “Stamina”, los momentos de gloria serán meras casualidades, o en el mejor de los casos el fruto del talento, del tesón de un reducido número de idealistas que no cambian ni por todo el oro del mundo, la emoción de criar para competir y ganarles a los mejores del planeta. |